A cada nuevo detenido por corrupto en el PP le pillan con el rifle cargado. Prepotentes, cortos, osados, egoístas hasta la puerilidad. Con el rosario en una mano y el látigo en la otra. La eterna escopeta nacional. El gusto por las cacerías, los toros, el vino, el jamón y el puterío

Si por Esperanza Aguirre fuera, el mundo seguiría regido por monarquías absolutas.Y siempre el mismo retrato. Prepotentes, cortos, osados, egoístas hasta la puerilidad. Con el rosario en una mano y el látigo en la otra. La eterna escopeta nacional. El gusto por las cacerías, los toros, el vino, el jamón y el puterío. A cada nuevo detenido por corrupto en el PP le pillan con el rifle cargado (véase el delegado del gobierno en la Comunidad valenciana). De ahí que hayan entregado los montes públicos castellano-manchegos o los aragoneses –con menor ruido mediático- al solaz de los cazadores. La operación Púnica delviceaguirre Granados ya nos mostró la oportunidad de negocio que brindan.

Ojalá, como dijo Carmena, quienes se anclan en el turbio pasado que representa el PP lleguen a caer rendidos por la seducción de unas políticas hechas para la gente.  No será fácil, no. Pondrán cuantas trabas y trampas estén a su alcance. En España sobre todo, también en la Europa neoliberal. Pero el cambio ha echado a andar. Unos pasos. Grecia empieza a no estar sola, pronto se unirán los portugueses. Todos los estafados que pierden el miedo.

Rosa María Artal

eldiario.es

Van del asombro a la descalificación ¿Cómo ha osado este país darles estos disgustos? La reacción de numerosos miembros del PP a la pérdida de poder demuestra que la derecha española permanece inamovible en sus esencias. Como si cada noche entraran en un bunker para aislarse de cuanto sucede en el mundo, de la vida de otros seres humanos, de siglos de historia.

Con ellos marchan sus 6 millones de votantes, impermeables a un reguero insuperable de corrupciones y trampas y a una gestión que solo a una mínima parte de ellos beneficia. Andan de corrillos por la calle haciéndose oír. “Los comunistas” les van a quitar la segunda residencia y hasta la COPE o el ABC de los que se nutre -al margen de ideologías- una ignorancia y obtusez difícil de encontrar en personas desarrolladas. 6 millones de personas aún. Casi increíble. Tienen a quienes parecerse.

Foto: Biel Aliño para El Mundo e

A Rita Barberá se le desmoronó literalmente el esqueleto el 24M. Aunque –potente como es ella- enseguida reaccionó para pedir un pacto de Estado con el PSOE que la mantuviera en el puesto. Esperanza Aguirre, por su parte, ha recorrido toda la gama de las emociones, sin el más mínimo temor a hacer, a seguir haciendo, el ridículo. Ofreciendo la silla -que en principio no tiene- con tal de echar a la bestia que amenaza a los madrileños. Esa Manuela Carmena obstinada en destruir la civilización occidental.

La prima navarra, Yolanda Barcina, mezcla en su desasosiego la Alemania previa a Hitler, la Argentina peronista o la Venezuela actual. La ex ministra Ana Palacios -aupada por Aznar a la vicrepresidencia del Banco Mundial en pago a sus grandes servicios tanto en la guerra de Irak como en el 11M- añade a similar amalgama la nostalgia por el gran Califato del siglo XI y la ultraderecha de Le Pen.

Todo eso y mucho más son Ada Colau, Manuela Carmena y Pablo Iglesias. Ineludible echarse en brazos del PSOE. Y, en Cataluña, no se descartaría ni a los rompedores de todas las Españas –versión CiU-. Que una cosa es la unidad de la patria y otra el bolsillo. Llegados a este punto, a Sánchez-Camacho hasta las elecciones le sobran y pide a Mas que las aplace. Se trata de “evitar que lleguen los antisistema al Parlament”. Peor aún es la zozobra de los empresarios catalanes que claman “no podemos seguir así”, cuando Ada Colau ni siquiera es todavía alcaldesa.  Algunos perdedores han optado por dejar la butaca de la oposición. Bien por coherencia con su fracaso, bien porque ése no es asiento para notables. Al menos lo han hecho con cierta discreción.

Aguirre embelesada por los halagos de un periodista que debe su puesto al PP

Si por Esperanza Aguirre fuera, el mundo seguiría regido por monarquías absolutas. Es lo que cabe deducir de aquellas frases que dedicó al 15Mcomparándolo con los jacobinos golpistas. Como mal menor que al menos se respete el hecho incuestionable de que ellos, la derecha, han nacido para mandar y decidir. Y en puestos vitalicios.

Toda la vida así. Parando cualquier avance, aplastando o echando del país a quien intentara modernizarlo y corregir el enorme atraso en educación, madre de esa secular tendencia al involucionismo. En España los periodos progresistas se cuentan por bienios; los conservadores por centurias y los ominosos –de entre estos- por decenios.

Las cacerías de la trama Púnica en la foto de El País.

Y siempre el mismo retrato. Prepotentes, cortos, osados, egoístas hasta la puerilidad. Con el rosario en una mano y el látigo en la otra. La eterna escopeta nacional. El gusto por las cacerías, los toros, el vino, el jamón y el puterío. A cada nuevo detenido por corrupto en el PP le pillan con el rifle cargado (véase el delegado del gobierno en la Comunidad valenciana). De ahí que hayan entregado los montes públicos castellano-manchegos o los aragoneses –con menor ruido mediático- al solaz de los cazadores. La operación Púnica delviceaguirre Granados ya nos mostró la oportunidad de negocio que brindan.

A este cerrado grupo, se accede por cuna, por la riqueza o el abolengo que no pregunta el origen o por simples delirios de grandeza bien usados. María Dolores Cospedal García se añadió un “De” para codearse con los grandes de la derecha siendo el único caso conocido en el que el padre hereda el apellido de la hija. No así el hermano que conserva el de su partida de nacimiento. También se hace uno un hueco en el coro de aficionados, por vocación, a ver si la fortuna se pega.

Todo apariencia. Rencor. Aunque ganen, aunque cumplan sus sueños de poseer mucho más de lo imprescindible. Necesitan demostrarlo, sentar sus reales. Siguen representado a esa España masoquista, cruel y teatrera, amante de la sangre y de la muerte, que exige pleitesía para marcar la diferencia social.

El PP sabe que lo ocurrido en las elecciones del 24 de Mayo no es lo mismo de siempre. No se trata de alternar el poder con el PSOE escenificando discrepancias en público. Teme que ahora sí puede ser llegada la hora de solventar desajustes y acabar con impunidades y privilegios casi ya calcificados.

El PSOE aparenta andar algo más desorientado.  Ya no es solo que crea haber ganado cuando ha seguido perdiendo votos y solo las carambolas electorales han acrecentado su poder. Oportunidad de oro sin embargo para obrar con tino. El peligro reside en los asesores e intérpretes de lo conveniente que les rodean.

Susana Díaz llamando a la “centralidad” y a “ no disfrazarse de lo que no somos”. Todo un tratado de socialismo. Que haya quien tema que PSOE y PP pacten, que no se vea impensable que Carmona entregue la alcaldía de Madrid a Aguirre o viceversa, da mucho que pensar. Y mucho más se lo daría a los electores.

Es la “centralidad”, el nuevo tópico horribilis, al que apremian sus diarios de cabecera. También el poder económico que, por si acaso, se ha buscado un Ciudadanos dado que el PP empieza a ser un pretendiente poco presentable. La “centralidad”, vocablo que usó inicialmente Pablo Iglesias para Podemos, es la novia ideal, según insisten todos los actores en liza. Lo que no deja de ser curioso cuando la sociedad ha votado, rotundamente, cambio.

Sería un error histórico darle dos tazas de derecha altanera y “centralidad”.  Sobre todo para sus ejecutores. La sociedad quiere que dejen de pisotearla y hacerse dueña de su destino. Y por fin se ha atrevido a intentarlo.

Íbamos despacio porque vamos lejos

Rosa María Artal

eldiario.es

El camino no será fácil pero se ha comenzado a apretar el paso y en la dirección correcta. Era absolutamente irreal que, tras la indignación que mostró una gran mayoría social en Mayo de 2011, el PP llegara a acumular tanto poder. Y sin embargo ese espejismo fue tan cierto que nos clavó tijera, mordaza, burla, corrupción e impunidad. Llevaba visos de perpetuarse pero la cordura empieza a hacerse hueco.

 El cambio se ha iniciado por su hasta ahora casi omnímodo poder territorial: el PP solo conserva mayoría absoluta en Ceuta, entre grandes capitales y autonomías. Y ver caer a grandes dinosaurias del partido como Aguirre, Cospedal o Barberá, o inamovibles diploducus como León de La Riva, o esperpentos de nuevo cuño como Monago representa un triunfo impensable no hace mucho tiempo.

 Hace 4 años la reacción de votar al PP fue visceral por rechazo a lo que había: el gobierno socialista. Y las gentes de Rajoy creyeron que era un cheque en blanco, por eso lo escribieron con la sangre de nuestros derechos. Aún les queda el incomprensible apoyo de 6 millones de personas (27% de los votantes), que no todos serán beneficiarios de las políticas para privilegiados. Y capacidad de influencia suficiente para seguir haciendo daño. Tal vez más atenuado. Como puede ser el caso de la Comunidad de Madrid que podría quedar en manos de Cifuentes –la nueva Gallardón, primera etapa, para los medios- que anunció privatizaría aún más la sanidad. Dado que es el mismo propósito de Ciudadanos, podemos darnos por mártires del repago y la victimización de las enfermedades “caras”. Pero ni siquiera así, será lo mismo. El viento comienza a virar su dirección.

 Íbamos lejos. Por supervivencia. Ada Colau luchando contra la aberración de los desahucios -en un país que subvencionaba con dinero público a la banca-  marcó el rumbo incluso antes que el hartazgo llenara las plazas. Labor de colonia de hormigas, tenaz frente a insultos, palos y persecuciones. Mucho que negociar y pactar, pero todo apunta a que Barcelona será para los ciudadanos. Para sus necesidades y aspiraciones. Gerardo Pisarello, un muy sólido valor en segundo puesto, marca una lista en la que hay que bucear hasta el final afianzando confianza.

 Igual ocurre en Madrid. Una demócrata sin fisuras, la jueza Manuela Carmena, puede ser alcaldesa. Con la curtida Inés Sabanés detrás y otras personas reconocidas por su trabajo social. Fin de un Madrid solo para el turismo de lujo, y el solaz y el negocio de las grandes fortunas. O en la Comunidad valenciana, donde otra mujer y su Compromís –Mónica Oltra- han mandado a Rita Barcerá a un retiro que su prepotencia no logra entender.

 Memorables cambios en lugares como Santiago de Compostela que había tenido que echar a todo el PP de su ayuntamiento, imputado por corrupción. El cambio ha empezado a ser urbano, ojalá, como dijo Carmena, quienes se anclan en el turbio pasado que representa el PP lleguen a caer rendidos por la seducción de unas políticas hechas para la gente.

 No será fácil, no. Pondrán cuantas trabas y trampas estén a su alcance. En España sobre todo, también en la Europa neoliberal. Pero el cambio ha echado a andar. Unos pasos. Grecia empieza a no estar sola, pronto se unirán los portugueses. Todos los estafados que pierden el miedo.

 Ha sido (y aún es) tan traumático lo que nos ha ocurrido que muchos han caído en el síndrome Arya Stark, tan insano en el fondo. Y no conmueve nada, todo lo contrario, la imagen de derrota de Rita Barberá, Esperanza Aguirre o Cospedal. De los voceros a su servicios. Esas televisiones públicas que se han puesto a los pies de intereses espurios. Hasta medios privados cambiarán si no dependen del teléfono sancionador de las portavocías del poder. La venganza termina por verter su ácido corrosivo sobre quien la ejerce, pero algo de justicia, de compensación, alivia. Por un rato al menos, para volver a tomar aire.

El PSOE hará bien en enterarse de que ha perdido votos y que el aumento de poder territorial es fruto de contingencias electorales. Deberá repensar su futuro. Ciudadanos no ha respondido a las enormes expectativas creadas. Su sospechoso ascenso meteórico no ha pasado desapercibido. La recolección de candidatos por las sobras o las ambiciones de otras formaciones, tampoco. Sus apoyos ahora serán mirados con lupa. ¿El pacto anticorrupción admite Caja B añeja de todo un partido? IU  dejó le cavara la fosa la vieja guardia, y muchos eficientes servidores públicos pagan por ello. Podemos debe ser consciente también de que canalizó como nadie el sentir ciudadano pero que, antes, fue la gente la que lo promovió.

 Parece que fue ayer cuando María Dolores de Cospedal, retaba con arrogancia a los movimientos sociales a que entraran en política. Desplegando malas artes ha logrado que su pucherazo en la ley electoral le suponga un tiro en el pie. Ahora toca disfrutar del inmenso patrimonio acumulado estos años, y, en su caso, de la asunción de  responsabilidades por lo hecho.

Hace 4 años, cuando les vimos llegar, cuando llegamos con ellos, supimos que Los tiempos estaban cambiando. Senadores y congresistas, escritores y críticos, padres y madres no se enteraban. Y siguen sin hacerlo. Una derecha mediática que siente “arrebatado” su poder y, como ABC, ni nombra a Manuela Carmena en portada dedicada a Madrid. Y sobre todo esa insistencia, local y universal, en apellidar  invariablemente a Podemos como “el partido de izquierda radical”. O a la formación de Ada Colau. Pretenden ignorar, quizás convencer, que fue “el partido de derecha radical y corrupta” (y el de socialdemocracia diluida) quien nos trajo hasta aquí. La derecha radical y corrupta es el inicio, el deseo de cambio la consecuencia y no al revés. ¿Hasta cuánto y hasta cuándo creen que se puede tragar?

 De la nada a las alcaldías y parlamentos en solo 4 años. Para ir despacio es todo un récord de velocidad. Pero, sí, vamos lejos. A devolver la democracia y las instituciones a las personas. A seguir intentándolo contra viento y marea. Pondrán todo tipo de zancadillas, pero vuelve a merecer la pena.

“Vuestro viejo camino está envejeciendo rápidamente. Por favor, salid del nuevo si no podéis echar una mano, porque los tiempos están cambiando”.

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